sábado, 2 de marzo de 2013

La Primera Melodia

Una habitación vieja, paredes hechas de mármol y el piso desgastado, decoración del siglo XIX que tenia polvo acumulado por el paso de los años y los muebles cubiertos con sabanas viejas.

 Hace mucho tiempo atrás esa habitación no era así, en ese sala amplia se celebraban las fiestas mas elegantes y clásicas, llegue a escuchar que hasta la misma Reina de Inglaterra había estado por allí en su mejor tiempo junto con algunos Duques y personas de la alta sociedad, cuyos nombres me tardaría en mencionar y aun así se me olvidarían unos cuantos.

Las fiestas eran importantes, no había persona que no se enterara de aquellas reuniones, los invitados siempre vestían de sus mejores galas y eran recibidos cordialmente por los mayordomos de la familia anfitriona, en el centro de la sala había un candelabro con miles de cristales que iluminaban la sala, cortinas de seda en las ventanas con cordones que parecían hechos de oro y en la esquina de la hermosa sala, aquella esquina que era especial, allí tocaba la orquesta, todavía estaba el piano algo descuidado por el paso del tiempo pero en las fiestas cuando alguien se atrevía a tocar el piano la orquesta callaba y le daban un momento al pianista para que tocara una pieza y las personas gustosamente se deleitaran con su sonido y si querían, bailaran también.

En una de esas noches en que la alta sociedad se reunía para celebrar un compromiso, al parecer de la hija del gran anfitrión, un joven bien vestido, se podría decir elegante y con algo que hacia llamar la atención se acerco a la orquesta y pidió  que le permitieran tocar una pieza en el piano. Una de las jóvenes que charlaba con sus amigas en medio de la sala repleta de personas, se le acercó, su vestido color perla ondeaba mientras caminaba, su cabello recogido en un peinado con bucles que se movían con gracia, le sonrió al joven con el cabello negro azabache y los ojos casi grises por la iluminación.

¿ Así que vas a tocar una pieza? preguntó la joven con su mirada entretenida, el muchacho le sonrió y asintió respondiendo que le dedicaría la pieza a esas personas que se comprometieron y a las personas que todavía no encontraban esa felicidad con esa persona que también les dedicaría la pieza.

La joven le dijo, no por que las personas se casen significa que sean realmente felices, a veces es por conveniencia  mas que por otra cosa  como el amor o la felicidad misma.

El joven se quedo observándola fijamente a los ojos y le contesto, aun así creo que las personas deberían arriesgarse a buscar su felicidad y la pieza que tocare sera con un comienzo que hará que las personas presten atención, siguiendo las reglas de la música de salón  luego tocare algo inesperado y cambiare el ritmo, dejare de seguir la partitura para terminar con una improvisación que hará que todos la disfruten.

La joven le sonrió y lo acompaño a donde estaba el piano, el muchacho hizo una reverencia, se sentó y deslizo sus manos en las teclas del piano de cola, todos prestaron atención como el había dicho que pasaría.

Una partitura alterada, el sonido inundaba la habitación,  era difícil de creer que en esa sala que actualmente era antigua y todo estaba lleno de polvo, había sonado la pieza que ese joven dedico y a la muchacha que le sonrió.

La primera melodía