jueves, 11 de julio de 2013

Home Alone

Un trueno ilumino toda la habitación, aun no llovía, abrí un ojo y luego el otro, estaba en mi cuarto, tarde unos segundos en enfocar mi visión y aun en esa total oscuridad detalle mi estantería, los juguetes de cuerda estaban quietos, parecieran que me miraban fijamente, el escritorio debajo de la estantería estaba desordenado, habían papeles hasta en el piso.

Escuche el chirrido de la puerta del corredor y me quede inmóvil, mis padres estaban de viaje y yo había decidido no acompañarlos. Me levante y al contacto de mis pies con el piso me recorrió un escalofrío, parecía que la temperatura hubiera descendido pero... ¿como es posible?, recuerdo que antes de dormir había revisado la calefacción de la casa. Me puse mis pantuflas y camine perezosamente arrastrando los pies por el piso de madera, pase por la habitación de mis padres, estaba vacía, la cama tendida, algunas prendas encima del tocador, pero en si era una habitación lúgubre. 

Seguí caminando por el pasillo, seguía caminando a oscuras hasta que llegue a la mesita debajo del retrato de mi familia, la verdad ese retrato nunca me gusto, nos hacia parecer algo serios y demacrados a como eramos en realidad, agarre el candil que se encontraba en la mesa y lo prendí, ahora veía un poco mejor.

Llegue al final del pasillo y la puerta se movía lentamente de atrás hacia adelante, abrí un poco la puerta para ver la otra parte del pasillo que parecía no tener fin, a la derecha se encontraban las escaleras de terciopelo vinotinto, al ver que no había nada de que preocuparse cerré la puerta.
Parece extraño que la puerta chirriara, era la primera vez que lo hacia y mas aun extraño era que no sentía ninguna corriente de aire que la empujara. 

Regrese a mi habitación, volví dejar el candil en la mesa a mitad del pasillo y cuando lo apague mi visión tardo unos segundos para adaptarse a la oscuridad, mi cuarto, la ultima puerta del pasillo, camine hacia ella y todo seguía exactamente igual, después de todo la casa estaba sola, el único ser humano allí era yo. Me acosté en mi cama, apenas eran las dos y cuarenta y cuatro de la madrugada.

Los juguetes de cuerda parecían que ya no miraban hacia mi, ahora miraban en otra dirección, otro trueno resonó afuera de la casa, me quede de espaldas a mi ventana, el frío se hizo insoportable pero me arrope con mi cobija, luego mire por el rabillo del ojo hacia la ventana. "No te preocupes, no era nada" le dije a la silueta negra que observaba los relámpagos provenientes del cielo oscuro y nublado, ella sonrió y entonces uno de mis juguetes de cuerda que estaba en la estantería empezó a sonar, era una caja de música, ya podía estar un poco mas tranquilo, no había ninguna persona en la casa, solamente yo.